miércoles, 26 de febrero de 2014

Febrero 2014

En el Nombre del Dios, el Clemente y el Misericordioso

MORAL Y CODUCTA DEL PROFETA MUHAMMAD (BP)

La sociedad sedienta de moral.

Mientras más adelanta la ciencia y la industria, el género humano encuentra la necesidad de un incremento de moral. Es esencial que esto se lleve en forma paralela, para lo cual debemos considerar y ejecutar los preceptos traídos por los Profetas, ya que la ciencia e industria son instrumentos y herramientas que se encuentran en manos del hombre pero no ofrecen ninguna garantía para no detener los abusos y las violaciones.

Un testigo de esta verdad es el aumento de las estadísticas de delitos, asesinatos, corrupción, infidelidad, maldad, suicidios y otros. Si la ética y moral, que son parte de las enseñanzas de los enviados del Supremo no dirigen a la sociedad, la ciencia e industria no pueden – por sí solas – asegurar la felicidad y armonía al ser humano, ya que los conquistadores ajustan la tecnología a sus necesidades, dejando a millones de personas sin hogar, tal y como lo están haciendo, por ejemplo: abusando de los derechos de los débiles, ensangrentándolos y matándolos.

El único factor que puede subyugar y controlar la indómita alma del hombre y a sus turbulentos y rebeldes instintos, así como dar a la tecnología una tranquilidad general y al hombre de una vida apacible, es la verdadera moral que se inicia con la sincera fe hacia el Creador.

Las enseñanzas morales de los Profetas, así como su comportamiento, es el mejor medio por el cual el género humano puede alcanzar la vida ideal. Cualquier ser humano necesita de moral, ya sea en su vida personal o social, pero para aquellos que llevan sobre sus hombros la responsabilidad de liderar o guiar a la sociedad, podemos asegurar que es más esencial, ya que:

Primero: Aquel que sea el guía de la sociedad debe ser un ejemplo de moral y tener un atributo sobresaliente de humanidad para poder limpiar la inmundicia moral de los corazones de la gente. En caso de que se encuentre privado de ese cambio (moral y espiritual), no podrá obtener un éxito total en su vida.

Segundo: La responsabilidad de guiar a una sociedad, es por sí misma tan pesada, que si su líder no cuenta con una moral completa le será imposible soportar esta carga. Es por ello que Dios, Glorificado sea, escogió como Mensajero a aquellos que contaban con un exaltado espíritu, tolerancia, clemencia, indulgencia y otras cualidades éticas. Y éstas fueron las armas morales que transformaron a los gobiernos delas sociedades que se encontraban en declive y a punto de anegarse en la corrupción, y salvaron a las comunidades que se encontraban contaminadas y desprovistas. El Sagrado Libro acerca del Mensajero del Islam nos dice:

“Por una misericordia venida de Dios, has sido suave con ellos. Si hubieras sido áspero y duro de corazón, se habrían escapado de ti”.
Sura Âli-Imrân, 3:15

El sublime carácter del Profeta ocasionó una marejada en la santa revolución islámica, primeramente en la sociedad árabe y después en todo el mundo. Bajo la sombra de esta gran renovación intelectual y espiritual, cambió la desunión por la unión, la impudencia y castidad por modestia y castidad, la ociosidad por esfuerzo y empeño, el egoísmo por amistad y el engreimiento del árabe en humildad y bondad.

Esta gente fue de tal modo educada que para el resto de la historia son considerados un ejemplo de moral. El carácter del Mensajero Divino era tan eminente y sobresaliente que Dios lo menciona en Su libro:

“Eres, sí de eminente carácter”
Sura Al-Qalam, 68:4

Nuestro querido Profeta poseía una elevada jerarquía en la Misión Profética y supervisión, pero su vida y sus relaciones diarias eran tan sencillas y sin ostentación que cuando se sentaba en un grupo, aquellos que no le conocían preguntaban: ¿Quién de entre vosotros es Muhammad? 1

El mundo no lo hizo orgulloso, no lo aprisionó con su esplendor ni tampoco lo sedujo con sus encantos superfluos, él siempre lo observó con ojos castos y virtuosos. 2  

El Mensajero del Islam al dialogar utilizaba frases cortas pero llenas de significado, y nunca cortaba la palabra de otros cuando hablaban. 3

Cuando hablaba no era áspero y se abstenía de utilizar palabras groseras y bruscas, evitaba mirar a la gente de reojo como era costumbre entre los opresores. 4

Cada vez que entraba en alguna reunión se sentaba en el primer lugar vacío que encontraba y no daba importancia a ocupar el lugar supremo en ésta. 5

No permitía que, por respeto, alguien se levantara cuando él asistía a algún sitio; pero cuando alguien entraba, en el lugar que él se encontraba, se ponía de pie, sobre todo frente a los que se abstenían de pecar. 6

En los viajes que efectuaba en grupo, trabajaba la parte que le correspondía, evitando de esta forma ser una carga para los demás; en una ocasión le dijeron: “Nosotros hacemos todo” a lo cual les contestó:

“No me gusta que haya diferencia entre vosotros y yo, ya que a Dios, el Supremo, no le agrada que a su siervo lo distingan y consideren superior a los demás”. Entonces se puso de pie y comenzó a juntar leña. 7

Siempre cumplía lo que prometía, era fiel a sus pactos, mantenía relación con sus familiares, sin embargo no los apoyaba en sus actos injustos.

No permitía que alguien hablase mal de otro y decía: “Me gusta comunicarme con gente de corazón sano”.

En cuanto a modestia y recato era singular, era extremadamente paciente, clemente e indulgente. 8

El Mensajero del Islam daba mucha importancia a las súplicas y a la oración, pero cuando alguien tenía algún asunto que tratar con él, acortaba sus rezos para atenderlo y ayunaba hasta donde le fuese posible. Respetaba a todos, las virtudes y superioridad las medía según la fe y el proceder de la persona, y no prestaba importancia a la riqueza, rango o jerarquía de ésta; era bondadoso con los esclavos y se esforzaba para remediar y satisfacer sus peticiones. 9

El Noble Profeta (BP) gustaba mucho de los perfumes, y por cualquier lugar que transitaba lo perfumaba, cualquiera que cruzase por ese mismo camino entendía que Muhammad (BP) había pasado por ahí. 10

Lavaba y cepillaba siempre sus dientes. 11 Lavaba sus manos antes y después de comer. 12 Cuando quería salir de casa se miraba al espejo en el espejo o en el agua cristalina para ordenar su cabello y vestimenta. 13

El querido Mensajero del Islam era fiel y devoto en sus rezos, se levantaba varias veces durante la noche, cepillaba sus dientes, realizaba su ablución y se ponía a rezar. 14 Pedía e imploraba a Dios de tal forma, que sus venerables pies se hinchaban de tanto que se mantenía en pie. 15

El Profeta Muhammad (BP) fue un ejemplo de todas las virtudes morales y su forma de ser, así como la pureza de su carácter, no se pueden describir en unas cuantas líneas. Lo único que está a nuestro alcance es trazar una figura de su luminoso semblante para aquellos que se consideran seguidores del Islam y tomen como ejemplo el comportamiento de este gran hombre, además de aprender la forma correcta de ser y vivir.
Tal como dice el Sagrado Corán:

“En el Enviado de Dios tenéis, ciertamente un bello modelo de benevolencia…”
Sura Al-Ahzâb, 33:21

Las bendiciones de Dios sean para él, que fue el más supremo y el mejor, loado por los ángeles, los purificados y los benévolos.

1.      Bihar Al-Anwar, t.XVI, pp. 220-229, ed. Ajundi
2.     Ídem, pp. 220-229, ed. Ajundi.
3.     Kuhal Al-Basar, p.69
4.     Bihar Al-Anwar, t.XVI, pp. 226-228, ed. Ajundi
5.     Ídem, p. 240
6.     Ídem, pp. 229, 281 y 282
7.     Kuhal Al-Basar, p. 68
8.     Bihar Al-Anwar, t. XVI, pp. 226-232, ed. Ajundi
9.     Bihar Al-Anwar, t. XVI, pp. 228-229, ed. Ajundi
10.   Safinat Al-Bihar, t.I. p. 419
11.    Wasa’il, t.I. p. 349, nueva ed.
12.   Ídem, t. XVI, p. 472
13.   Ídem, t.III, p. 344
14.   Ídem, t.I p, 365
15.   Kuhal Al-Basar, p. 78
16.   Basado en el libro Una Síntesis de la Vida Real del Mensajero del Islam


      




No hay comentarios:

Publicar un comentario